Ensayo de
El derecho a morir
Introducción:
Este
ensayo expone el tema de la Eutanasia en términos de derecho y legitimidad,
alejándonos de los términos de bien y mal, pues no llegaríamos a nada. Aunque
al hablar de Eutanasia es inevitable hablar de ética, queremos mostrar un lado
que no solo responda a términos de dignidad y valores, sino también a la
libertad. Un tema tan polémico como lo es la Eutanasia exige qué se está
entendiendo cuando hablamos de ella, para comenzar a hablar de un derecho a
morir. Nos parece que la libertad es limitada ahí donde las leyes del estado,
guiándose por un criterio moral, prohíben una decisión que debería
reflexionarse a fondo, más allá de prejuicios éticos y religiosos, con el fin
de legislar a favor y dejar de castigar a quien la práctica. Por todo lo dicho
nuestro punto de vista estará presente.
Presentaremos de manera general que
se entiende por Eutanasia y los tipos que la conforman, para no caer en
interpretaciones erróneas que nos lleven a considerarla un suicidio u homicidio.
En segundo lugar abordaremos algunos puntos a favor y en contra de la
legalización de la Eutanasia. Concluyendo con el tema del impostergable derecho
a una muerte voluntaria, donde entraran diversas preguntas que marcaran la
propuesta conclusiva.
*
Qué se entiende por Eutanasia.
La
diversidad de sentidos con que ha sido utilizado el termino Eutanasia es muy extenso,
y el origen de este significado que se refiere a una buena muerte es demasiado
general y se presta a interpretaciones muy distintas, desde “la muerte fácil,
tranquila y sin dolor” que requiere la ayuda de un médico, hasta la utilización
del término para definir “una práctica por medio de la cual la sociedad elimina
miembros que considera inútiles e inferiores” .En esta última definición es donde se nota el uso erróneo del término,
al igual que Monselli al afirmar que “la Eutanasia, comprendida en su sentido
amplio, no solo abarca los medios de acortar el dolor humano, sino que se
refiere también a los procedimientos de mejorar la especie mediante la
eliminación de los menos aptos” .De manera que tenemos una palabra que no se
explica bien y favorece la confusión, lo cual tiene consecuencias importantes
cuando se busca discutir la conveniencia de permitirla y legalizarla.
Después
de revisar diferentes definiciones, Asunción Álvarez nos propone una definición
de Eutanasia: “La Eutanasia es el acto o procedimiento, por parte de un médico,
para producir la muerte de un paciente, sin dolor, y a petición de éste”
.Basándonos en esta definición se sobreentiende que no se puede hablar de una
Eutanasia involuntaria o no voluntaria, aunque se puede hablar de la existencia
de estas en algunos casos, como en el caso de que el paciente no esté en
condiciones de decidir si quiere que se le induzca la muerte(no
voluntaria),pero la involuntaria que va en contra de la elección de la persona
que morirá, no se considera Eutanasia sino homicidio o asesinato, pues va en
contra de la voluntad y libertad de elección de la persona. Otra clasificación
ampliamente utilizada de Eutanasia es la activa y pasiva, donde la activa “es
la finalización deliberada de la vida por medio de una acción encaminada a
procurar la muerte(como seria la administración de una droga)” y la pasiva es
“la que provoca la muerte como efecto de la omisión o suspensión de acciones
médicas que permitirían preservar la vida” .La distinción entre estas dos
formas se encuentra en lo que algunos llaman “la diferencia moral intrínseca
entre matar y dejar morir”, pero desde un punto de vista responsable y sin
prejuicios, en ambas ésta presente la responsabilidad de ambos, responsabilidad
de decisión y responsabilidad de acción, además si nos dejamos llevar por lo
aparente no encontraremos que la Eutanasia activa es una solución más humana a
la hora de morir, pues es más rápida y sin dolor, y la pasiva es simplemente
permitir que la muerte llegue, alargándose el dolor.
Algunos argumentos a favor y en contra de la legalización.
Algunos
de los argumentos a favor consisten en que la Eutanasia es practicada de manera
ilegal y entonces la manera más eficaz de evitar su abuso es eliminando su
clandestinidad y regularla de acuerdo con principios que la sustenten, comenzando
por respetar la libertad del enfermo para tomar decisiones sobre su vida, “como
señala James Werth, la legalidad de la muerte asistida la vuelve una opción más
clara y abierta y, por lo mismo, es más probable que los enfermos recurran a
ella hasta el final, si es que lo hacen. Mientras más clandestina e insegura
sea la muerte asistida, es más probable que se precipiten a ella ante el temor
de no contar más tarde con esa opción” .También se habla del sufrimiento que el
Estado impone a las personas que piden morir, lo cual no es justificable, pues
la elección del ciudadano de morir dignamente o vivir como enfermo terminal, no
es una elección que deba interesar al Estado y debería legalizarla.
Pero
justamente en su legalización, es donde los argumentos en contra muestran el
riesgo que podría existir, como “que la gente llegue a sentir la presión
psicológica o moral de tener que pedirla “voluntariamente” para dejar de ser
una carga para los familiares o para el Estado”, pero este argumento que muestra
el peligro de legalizarla podría caer en la mentira, donde la legalización de
la Eutanasia podría caer en su abuso, terminando con la libertad de personas
que aun querían vivir. Otro de los argumentos en contra es la diferencia del
dolor, pues se argumenta que “no siempre los dolores más atroces son indicio de
males gravísimos, mientras que enfermedades mortales están desprovistas de
sensaciones doloríficas” ,a lo que se refiere es a que no podemos confiar al
dolor la decisión de la Eutanasia, pues argumentan también que “es posible
combatir el dolor por medios morales, fortificando la resignación del enfermo,
consolándole y sugiriéndole, a veces por una piadosa mentira, esperanzas de
alivio que le hagan más llevaderos los sufrimientos” . Los argumentos que no
mencionaremos pero que sobran decir, son todos los expresados por la iglesia católica, donde la
vida solo la puede quitar Dios.
Dejando
a un lado los argumentos de la iglesia, podríamos evitar el abuso de la
Eutanasia teniendo en cuenta los requisitos para permitir que se acelere la
muerte de un enfermo, apegándonos a la ley que la regularía, pues de otra
manera se caería en una práctica distinta que sí debería ser penada. Hay que
tener en cuenta que antes de legalizarla hay que establecer los límites entre
lo que será permitido y lo que no. Es posible que el estado actual del debate
acerca de la legalización de la Eutanasia fuera muy distinto en todo el mundo de no haberse “pretendido disfrazar
como practicas eutanásicas los terribles exterminios que se cometieron en el
siglo xx. Ahora que si habla del dolor, la agonía, el sufrimiento y la dignidad
son argumentos vacíos para permitir la Eutanasia, podríamos preguntarnos y
¿Cuál es el motivo de llevar una vida contra nuestra propia voluntad? una vida prolongada,
una vida de mentiras y esperanzas, donde “el yo de un moribundo” no vale nada. Éste argumento nos parece el más
inhumano y cruel, ya que es fácil expresarlo pero sentir ese dolor hace que
cambien de opinión muchos.
El derecho a la muerte voluntaria.
El
derecho a la terminación de la vida debe ser entendido como un derecho que no
se aplica a cualquiera, solo a aquellos que estén en condiciones de
solicitarlo, pues si fuera reconocido para cualquiera se hablaría de un derecho
a terminar con la vida de manera desconsiderada, pues podría tratarse de un
suicidio, donde el estado físico es bueno y solo hay motivos emocionales que
llevarían a la persona a solicitar tal derecho, cosa que sería a nuestro pensar
una barbaridad. “El derecho que se formula como “de vida y de muerte “es en
realidad el derecho de hacer morir o dejar vivir”.
De
aquí se parte para hacer preguntas como ¿Tiene un paciente derecho a pedir a un
médico ayuda para morir?, ¿tiene el medico el deber de responder a la petición
de ayuda para morir? y ¿El estado debe respaldar los derechos del paciente y el
deber del médico? Dado que cada caso es diferente y entra en condiciones
distintas a la hora de otorgar este derecho, se podría hablar de condicionar
este derecho a morir, de manera tal, que podríamos hablar de un derecho a
solicitar ayuda médica para morir, por ser los médicos los más capacitados para
este procedimiento, pero el deber de responder a esta petición de ayuda para
morir seria variable, pues “hay médicos a favor de ayudar a un paciente a
morir, y hay otros en contra de esta práctica, pero el medico al que sus
principios le impidan aplicar una Eutanasia cuando se la soliciten, debe
comunicarlo al paciente para que éste pueda buscar esa ayuda en otro médico”
.El Estado no debe respaldar los derechos ni el supuesto deber de cualquier
persona que quiera morir, solo “debe respaldar el derecho de los pacientes a
decidir la terminación de su vida, así como también implica proteger a los
médicos que consideran legitima esta práctica para que den esa ayuda a sus
pacientes”.
Claro
que este derecho y deber de respaldo del estado son planteados bajo la
suposición de la legalización de la Eutanasia bajo condiciones y leyes
reguladoras de la práctica. Grispigni hace una definición de las condiciones
que han de exigirse para realizar esta práctica “1)demandar ante el tribunal de
parte del enfermo o de quien ejerce la patria potestad sobre él;2)nombramiento
de tres médicos;3)peritaje de que la enfermedad es incurable y que va
acompañada de insoportables sufrimientos, y 4)decisión motivada del tribunal,
oído el ministerio público” .No estamos de acuerdo con que ésta decisión sea
tomada por mayoría, sino más bien respetarse como derecho, siendo ya
establecidas las condiciones. “El desarrollo de las tecnologías modernas de
poder, toma como blanco suyo la vida” ,ya que los dispositivos de poder que usa
el Estado se articulan directamente sobre nuestras vidas y todo lo que
concierne a ellas; como los procesos fisiológicos, siendo entonces la vida y muerte
de sus ciudadanos ámbito de importancia, por ser donde se ejerce el poder.
**
Conclusión:
Pensamos que el respeto a la libertad personal es un requisito indispensable en una
sociedad democrática, aun cuando tengamos ciertas limitaciones para defender
nuestra decisión y pensamiento. La intervención del poder limita nuestra libertad.
Entonces es tiempo de reconocer la necesidad de la legalización de la Eutanasia
por ser la única opción digna de morir para algunas personas, acabar con el
dolor innecesario, pero antes de esta legalización es importante asegurar las
condiciones que darán lugar a este derecho de una muerte digna elegida
libremente. De no reflexionar de manera racional para llegar a la legalización
de esta práctica, seguirá existiendo en la clandestinidad, reforzando así una
política que consiste en hacer como si la Eutanasia no existiera. La Eutanasia
como buena muerte, excluye toda acción violenta que provoque una muerte
dolorosa, es una muerte apacible que busca poner fin a una vida de sufrimiento
irremediable, pero al momento de buscar el respaldo legal de lo que debería ser
un derecho, el encargado de esta legalización no se quiere sentir responsable
de dicha acción y por tanto la niega. Hay un miedo de fondo que niega la
libertad a la hora de elegir morir; miedo que es fundado de la ignorancia que
tiene la gente del tema, sea por falta de conocimiento acerca del tema o por
fuertes convicciones que tienen a sus creencias inculcadas, cerrándose así a
todas aquellas razones que consideren “malas” o incorrectas. Solo se puede
decidir sobre lo que se conoce, y si toda nuestra sociedad, Estado y gobierno
conocieran el tema y reflexionara acerca de él, hubiese debates, etc., estamos
seguros de que el derecho a morir podría ser una realidad, la práctica de la
Eutanasia seria por lo menos comprendida y discutida, y en el mejor de los
casos legal.
Referencias:
Asunción
Álvarez del Rio. Práctica y ética de la Eutanasia.
Kraus
y Álvarez. La Eutanasia.
Luis
Jiménez de Asúa .Libertad de amar y derecho a morir.
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